Hoja en blanco...
May. 2nd, 2022 08:38 pmSo... here we go again.
Por malos azares de logística, terminé borrando todo lo que había escrito con anterioridad, y a pesar de ser mi propia culpa, eso me desanimó para seguir escribiendo.
Pero quiero hacer bien este blog, así que este es mi intento número... ¿50? para crear esta entrada. Y seguramente es mi intento número 1000 para crear y mantener un blog.
Desde niño me han interesado, y en cuanto tuve una laptop, cree unos cuantos en blogger; exactamente tengo dos, pero sin ninguna entrada al día de hoy. La razón es simple, si bien escribía de niño, mi visión del mundo estaba limitada a mi escuela y mi vida familiar, por lo que varios de esos Post al pasar de los años obviamente terminaron dándome cringe de adulto y terminé borrando su rastro.
Sin embargo, no quedaron del todo abandonados. En 2015 volví a retomar uno de ellos para una asignación en la Universidad; escribir, si no mal recuerdo, dos o cuatro entradas de mínimo 500 palabras cada una. Esto para una clase de diseño de videojuegos; no recuerdo exactamente el nombre, pero mezclaba diseño, narrativa, dirección y otras cosas más.
Yo teniendo un background ya de "escritor" por algunos años en internet, subestimé la tarea como recién ingresado a la Universidad y dije "ah, son 500 palabras, es fácil" porque además se nos dio la facilidad de escribir de cualquier cosa que quisiéramos, obviamente que no fuera ofensivo, pero en la realidad la tarea resultó ser más tediosa de lo que imaginaba.
Porque llegaban días en los que estaba demasiado cansado como para teclear una letra tras otra y, como buen estudiante, dicha tarea siempre la dejaba para el final, una vez hubiera adelantado o terminado otras tareas más "importantes". Obviamente al estar en un estado de cansancio, tratar de conjurar ideas y escribirlas de modo tal que sean 500 palabras se vuelve una tortura, porque dado un momento ya no sabes qué más contar y cómo contarlo.
De repente, esas anécdotas graciosas casi bordando lo ilegal se terminaban comprimiendo en dos líneas dado que me quedaba sin nada más que agregar, porque todo lo había resumido de forma demasiado burda para sacarle más información y un cambio de tema abrupto se vería mal (además, de que, creo recordar, no se podía si era dentro del mismo post. Ese post era para un tema en específico y no divagaciones como podría ser una entrada de blog normal).
Era ver la hoja en blanco y no saber qué decir ni cómo comunicarlo era frustrante, porque quiera que no, muchas de esas entradas, cuando las volví a leer, noté que estaban hechas a la rápida, sin mucha estructura o sentido y que, más que un espacio que me hubiera gustado conservar, se volvió una obligación y una exigencia que no disfruté en lo más mínimo.
Así que las borré, porque de nuevo me dieron mucho cringe al revisarlas unos años más tarde.
Sé que un blog da lugar para muchas equivocaciones, pero... no me sentía bien dejando eso plasmado en el internet. No por temor a que alguien lo leyera, sino porque simplemente no estaba a gusto con su contenido; y, además, si iba a tener de nuevo un blog, iba a hacerlo bien. Escribiendo sobre cosas que sienta y me gusten, pero no por obligación de tener que llenar una hoja para tener una calificación de por medio.
Pero no puedo culpar al maestro o a la asignación, después de todo el único culpable soy yo al restarle la importancia que requería en su momento, a pesar de que en un inicio parecía una tarea simple y sencilla.
Aunque supongo que aprendí la lección, ahora reflexionando varios años después. El motivo de esa tarea era tener una rutina, escribir aunque no nos sintiéramos con ganas, escribir por más que preferiríamos hacer otra cosa o dejarlo de lado por actividades más interesantes. Porque ahora no dependíamos de la inspiración o motivación, sino que requeríamos hacer una rutina si no queríamos repetir la materia en el proceso.
Porque escribir es divertido si lo haces de cuando en cuando, pero si piensas convertirlo en una carrera, le quitas esa parte de diversión y entonces se vuelve un tedio. Porque ahora tienes fechas que cumplir, metas que realizar y lo tienes que hacer sin perder la calidad del proceso. No puedes confiar en la motivación o la inspiración para hacer un trabajo.
Y de hecho, creo que fue un micro filtro. Una manera de decirnos que, si no podíamos escribir 500 palabras diarias, entonces ¿qué íbamos a hacer cuándo tuviéramos que hacer un guión bajo una fecha límite ridícula? ¿O qué íbamos a hacer cuando tuviéramos que corregir los documentos de diseño o agregar nuevas mecánicas de forma escrita lo suficientemente coherente y qué estuvieran listas para el día siguiente? Claro, no todos los que estábamos ahí íbamos a ser escritores de videojuegos o diseñadores; la carrera en ese entonces se iba más por el lado ingenieril y programático, pero al ser una carrera relacionada a videojuegos y al ser videojuegos un área bastante grande donde muchas disciplinas convergen para crear un producto, es normal que nos enseñaran aunque un poco de lo que se hace en otras ramas.
Quizás no esté aplicando al 100% la lección que aprendí; después de todo a veces escribo, a veces no, a veces me paso mucho tiempo mirando la pantalla sin saber realmente qué decir (o cómo decirlo a pesar de tener la escena bien mapeada en mi mente); a veces me entra una frustración terrible porque nada de lo que escribo me gusta, pero aún así sigo porque sé que eventualmente quedará mejor.
No le he perdido del todo ese miedo a la hoja en blanco, pero al menos es más tolerable el hecho de tener que lidiar con un borrador malo y que luego irá mejorando, a tener que esperar a la inspiración y escribir una obra digna de dioses en una sola sentada, esperando que todo sea perfecto desde el preciso momento en que lo tecleas.
Por malos azares de logística, terminé borrando todo lo que había escrito con anterioridad, y a pesar de ser mi propia culpa, eso me desanimó para seguir escribiendo.
Pero quiero hacer bien este blog, así que este es mi intento número... ¿50? para crear esta entrada. Y seguramente es mi intento número 1000 para crear y mantener un blog.
Desde niño me han interesado, y en cuanto tuve una laptop, cree unos cuantos en blogger; exactamente tengo dos, pero sin ninguna entrada al día de hoy. La razón es simple, si bien escribía de niño, mi visión del mundo estaba limitada a mi escuela y mi vida familiar, por lo que varios de esos Post al pasar de los años obviamente terminaron dándome cringe de adulto y terminé borrando su rastro.
Sin embargo, no quedaron del todo abandonados. En 2015 volví a retomar uno de ellos para una asignación en la Universidad; escribir, si no mal recuerdo, dos o cuatro entradas de mínimo 500 palabras cada una. Esto para una clase de diseño de videojuegos; no recuerdo exactamente el nombre, pero mezclaba diseño, narrativa, dirección y otras cosas más.
Yo teniendo un background ya de "escritor" por algunos años en internet, subestimé la tarea como recién ingresado a la Universidad y dije "ah, son 500 palabras, es fácil" porque además se nos dio la facilidad de escribir de cualquier cosa que quisiéramos, obviamente que no fuera ofensivo, pero en la realidad la tarea resultó ser más tediosa de lo que imaginaba.
Porque llegaban días en los que estaba demasiado cansado como para teclear una letra tras otra y, como buen estudiante, dicha tarea siempre la dejaba para el final, una vez hubiera adelantado o terminado otras tareas más "importantes". Obviamente al estar en un estado de cansancio, tratar de conjurar ideas y escribirlas de modo tal que sean 500 palabras se vuelve una tortura, porque dado un momento ya no sabes qué más contar y cómo contarlo.
De repente, esas anécdotas graciosas casi bordando lo ilegal se terminaban comprimiendo en dos líneas dado que me quedaba sin nada más que agregar, porque todo lo había resumido de forma demasiado burda para sacarle más información y un cambio de tema abrupto se vería mal (además, de que, creo recordar, no se podía si era dentro del mismo post. Ese post era para un tema en específico y no divagaciones como podría ser una entrada de blog normal).
Era ver la hoja en blanco y no saber qué decir ni cómo comunicarlo era frustrante, porque quiera que no, muchas de esas entradas, cuando las volví a leer, noté que estaban hechas a la rápida, sin mucha estructura o sentido y que, más que un espacio que me hubiera gustado conservar, se volvió una obligación y una exigencia que no disfruté en lo más mínimo.
Así que las borré, porque de nuevo me dieron mucho cringe al revisarlas unos años más tarde.
Sé que un blog da lugar para muchas equivocaciones, pero... no me sentía bien dejando eso plasmado en el internet. No por temor a que alguien lo leyera, sino porque simplemente no estaba a gusto con su contenido; y, además, si iba a tener de nuevo un blog, iba a hacerlo bien. Escribiendo sobre cosas que sienta y me gusten, pero no por obligación de tener que llenar una hoja para tener una calificación de por medio.
Pero no puedo culpar al maestro o a la asignación, después de todo el único culpable soy yo al restarle la importancia que requería en su momento, a pesar de que en un inicio parecía una tarea simple y sencilla.
Aunque supongo que aprendí la lección, ahora reflexionando varios años después. El motivo de esa tarea era tener una rutina, escribir aunque no nos sintiéramos con ganas, escribir por más que preferiríamos hacer otra cosa o dejarlo de lado por actividades más interesantes. Porque ahora no dependíamos de la inspiración o motivación, sino que requeríamos hacer una rutina si no queríamos repetir la materia en el proceso.
Porque escribir es divertido si lo haces de cuando en cuando, pero si piensas convertirlo en una carrera, le quitas esa parte de diversión y entonces se vuelve un tedio. Porque ahora tienes fechas que cumplir, metas que realizar y lo tienes que hacer sin perder la calidad del proceso. No puedes confiar en la motivación o la inspiración para hacer un trabajo.
Y de hecho, creo que fue un micro filtro. Una manera de decirnos que, si no podíamos escribir 500 palabras diarias, entonces ¿qué íbamos a hacer cuándo tuviéramos que hacer un guión bajo una fecha límite ridícula? ¿O qué íbamos a hacer cuando tuviéramos que corregir los documentos de diseño o agregar nuevas mecánicas de forma escrita lo suficientemente coherente y qué estuvieran listas para el día siguiente? Claro, no todos los que estábamos ahí íbamos a ser escritores de videojuegos o diseñadores; la carrera en ese entonces se iba más por el lado ingenieril y programático, pero al ser una carrera relacionada a videojuegos y al ser videojuegos un área bastante grande donde muchas disciplinas convergen para crear un producto, es normal que nos enseñaran aunque un poco de lo que se hace en otras ramas.
Quizás no esté aplicando al 100% la lección que aprendí; después de todo a veces escribo, a veces no, a veces me paso mucho tiempo mirando la pantalla sin saber realmente qué decir (o cómo decirlo a pesar de tener la escena bien mapeada en mi mente); a veces me entra una frustración terrible porque nada de lo que escribo me gusta, pero aún así sigo porque sé que eventualmente quedará mejor.
No le he perdido del todo ese miedo a la hoja en blanco, pero al menos es más tolerable el hecho de tener que lidiar con un borrador malo y que luego irá mejorando, a tener que esperar a la inspiración y escribir una obra digna de dioses en una sola sentada, esperando que todo sea perfecto desde el preciso momento en que lo tecleas.